Recetas:
Crema de nabos
Encurtido de nabos al estilo chino
Falsa tortilla de patata hecha con nabos
Nabos gratinados
Nabos salteados con jengibre y sésamo
Nabo
Ficha Técnica
Nombre/Latín
Nabo/Brassica rapa subsp. rapa
El nabo es una hortaliza que pertenece a la familia de las crucíferas (como los berros y las coles) y comprende 380 géneros y aproximadamente unas 3.000 especies diferentes. La importancia de esta familia de hortalizas reside en que contienen unos compuestos de azufre considerados como potentes antioxidantes que ayudan a prevenir enfermedades.
Variedades
Las variedades más destacables de nabos son:
- Nabito de Teltow: es una de las más apreciadas, de tamaño pequeño y color blanco cremoso.
- Nabo de mayo: tal y como su nombre indica, está disponible de mayo a junio. Es de color blanco y tiene forma esférica.
- Nabo de otoño: variedad que se siembra en verano y se recolecta en otoño. Es de piel roja o verde y carne blanca. Su tamaño es mayor que el del nabo de mayo y su sabor es más fuerte.
- Nabo Stanis: presenta cuello de color púrpura, hojas medianas y buena textura.
- Nabos Virtudes-Martillo: estas variedades son de color blanco y forma alargada con un estrechamiento en la zona central. Su carne es blanca, muy tierna y dulce.
- Nabo Bola de nieve: tiene una forma redondeada y es de tamaño pequeño (ocho centímetros de diámetro), con la piel lisa de color muy blanco, tierna y de delicado sabor.
- Nabo japonés o kabu: su sabor es más intenso que otros nabos.
Origen
Se cree que el nabo es de Europa, aunque también se cree que su posible origen sea Asia Central porque fue la base de la alimentación de las tribus primitivas que poblaron Europa. Hace casi cuatro milenios se cultivó por primera vez y fue muy apreciado por griegos y romanos. Ambas civilizaciones desarrollaron nuevas variedades a partir del nabo silvestre.
Durante la Edad Media, el nabo constituyó uno de los alimentos de mayor relevancia. Se consumía casi a diario en Alemania hasta que se vio desplazado por la patata, cuando esta llegó a Europa procedente de América. A partir de la Revolución Francesa se cultivaron más patatas y menos nabos en Europa hasta llegar a convertirse en un alimento casi olvidado.
En la actualidad, el nabo no es muy apreciado, su cultivo se ha extendido a todo el mundo, sobre todo como alimento para ganado. Parece ser que tanto la raíz como las hojas del nabo están volviendo a cobrar protagonismo en nuestros días tras conocerse mejor su composición y sus propiedades.
Valor nutricional y propiedades
Los nabos poseen propiedades nutricionales muy interesantes que pueden contribuir positivamente a cuidar de nuestra salud.
De cada 100 gramos de nabos 90 corresponden a agua, tiene 3 gramos de carbohidratos, 2 gramos de fibra, 1 gramo de proteína vegetal y casi nulo aporte de grasa.
Nos aporta muy buenas cantidades de vitamina C y algunas del complejo B, además de minerales como potasio, sodio, calcio, fósforo, magnesio, zinc, yodo y selenio.
Otro componente muy importante del nabo (y las crucíferas en general) es su aporte en alucosinolatos, unos compuestos con actividad antitumoral.
El nabo tan solo contiene 20 kilocalorías por cada 100 gramos, siendo un alimento de bajo nivel calórico. Es una hortaliza útil para el sistema digestivo, ayudando a su vez a la hora de mejorar el tránsito intestinal (adecuado especialmente en caso de estreñimiento ocasional). Este beneficio se lo debemos por un lado a su contenido en fibra y, por el otro, al agua.
Precisamente, gracias a esta presencia de agua, y también en determinados minerales, es una hortaliza diurética que ayuda a eliminar toxinas, depurar nuestro organismo y reducir la retención de líquidos. Por su contenido en antioxidantes, el nabo es útil a la hora de fortalecer los huesos y regenerar el colágeno.
Usos culinarios. Qué hacer con el nabo
Algunas variedades del nabo pueden consumirse crudas y resultan muy sabrosas. Sin embargo, lo más frecuente es cocinarlas para acompañar platos de arroz y legumbres.
Antes de ser consumidos, los nabos se lavan y se cepillan para eliminar posibles restos de suciedad.
Si son pequeños, frescos y no presentan la piel dura, no es necesario pelarlos. El empleo de los nabos en diferentes guisos hace que estos platos tengan un sabor más suave. Hervido, forma parte del popular cocido madrileño junto a la patata y la zanahoria.
Las hojas o grelos también pueden consumirse. Se pueden cocinar de modo similar a las espinacas o se pueden comer crudas en diversas ensaladas. Es un alimento típico de la gastronomía gallega, y combinado con patata, carne y otras hortalizas, da lugar al popular caldo gallego.
Cómo conservar el nabo
Una vez en casa, conviene eliminar las hojas. Las raíces se conservan en bolsas de plástico perforadas en el frigorífico. En él se pueden mantener en buenas condiciones de una a tres semanas.
Se aconseja no lavar los nabos hasta el momento de su consumo para evitar pérdidas nutritivas de vitaminas y minerales. También se pueden conservar congelados, siempre que se escalden con anterioridad en agua hirviendo durante un par de minutos.
Su mejor temporada
Debido a las variedades existentes hoy hay nabos en cualquier época del año, pero es en otoño cuando cobran mayor presencia en nuestras cocinas.
Cómo cultivar el nabo
Es importante que la tierra esté húmeda. No soportan bien los trasplantes así que se tiene que realizar una siembra directa.
La tierra no se puede encharcar. El tipo de riego más recomendable es el riego por goteo.
Lo mejor es tener un suelo rico en materia orgánica, por lo que se recomienda añadir al sustrato compost.
Curiosidades
- Del nabo silvestre se consumían tanto las hojas como las raíces incluso antes del inicio de la agricultura.
- De las semillas del nabo se obtiene mediante prensado un aceite que se emplea de modo muy habitual en múltiples recetas y preparaciones culinarias tanto de Europa como de la India.